viernes, 5 de septiembre de 2025

MI VERANO FELIZ

Ha sido un verano feliz porque ha estado lleno de días felices.

He logrado cumplir con lo que me había propuesto: dormir la siesta casi todos los días. Algunas veces, en la playa, bajo la sombrilla, mecida por el arrullo de las olas. Otras, en mi cama o en el sofá, pero igual de felices, pese al calor sofocante de la ciudad. Ese calor que sólo podíamos vencer dejándonos vencer por él. Bendita siesta.

Me escapé a Mallorca y también allí fui feliz. El primer día tuvimos la suerte de desayunar en un pueblo pequeño y tranquilo, de esos con calles empedradas, buganvillas en los balcones y vecinos que charlaban mientras compartían el desayuno. El café era delicioso y la ensaimada -la primera de muchas- insuperable. El calor era especialmente abrasador ese día, pero ¿y qué? Bendito verano.

La playa del hotel era preciosa y la habitación tenía vistas al mar. Elegimos bien los restaurantes y comimos de maravilla: tomates con sabor a huerta y pescado con sabor a mar. Por no hablar del desayuno del hotel, que era exquisito. Y todas las playas en las que me bañé eran de aguas cristalinas. Descubrí azules que no sabía que existían. Fueron pocos días, pero bien aprovechados, así que volví con la piel tostada y el alma llena.

También he leído libros que tenía pendientes y he visto pelis que me esperaban desde hacía tiempo. He compartido tiempo con personas queridas, que también querían pasar tiempo conmigo. Qué suerte la mía.

Hoy es mi último día de vacaciones y mañana vuelvo al trabajo. Y, aunque ahora se me hace cuesta arriba pensar en todos los meses que faltan hasta el próximo verano, sé que también vendrán días felices. Días de retomar rutinas y poner el despertador. Y es que el orden me sienta bien. Bendito septiembre.