sábado, 6 de julio de 2024

NADA

Nada me gusta más que tu piel.

Bueno, sí. Tus manos.

Pero nada me gusta más que tus manos.

Bueno, sí. Tus ojos.

Pero nada me gusta más que tus ojos.

Bueno, sí. Tus labios.

Pero nada me gusta más que tus labios.

Buenos, sí. Tus besos.

Pero nada me gusta más que tú.


Nada ni nadie.


sábado, 18 de mayo de 2024

ELECCIONS CATALANES: LA CONTRACRÒNICA

 

Després d’una setmana, ja podem fer un balanç serè dels resultats de les eleccions de diumenge passat a Catalunya. 

En primer lloc,  destacar que la jornada electoral va transcórrer amb normalitat, com ho confirmen l’absència d’incidents i el caos total de Rodalies.

La notícia del dia després, però, va ser que Pere Aragonès va anunciar que abandona la primera línia política. Encara bo que es trobava a la primera, perquè des de la segona no hauria vist gaire cosa, el pobre.

No pot ser casualitat que ho anunciés justament el dilluns 13, el dia internacional de l’hummus, que és cigronet esclafat. Aquesta sí que l’has encertat, Pere.

D’altra banda, s’obre ara un període per arribar a pactes, ja que Salvador Illa no pot governar en solitari. Haurà de seduir algú per a fer govern. Sembla encara més difícil que guanyar les eleccions! Sort que Pedro Sánchez li ha ofert un 50% de descompte en el seu curs de seducció online.

Puigdemont, per la seva banda, havia avisat que deixaria la política si no guanyava les eleccions. Podria ser que Puigdemont encara no s’hagi assabentat que no ha guanyat? Tenint en compte que viu en una realitat paral·lela, no ens hauria de sorprendre. Ben al contrari, ell afirma que començarà negociacions secretes amb Pedro Sánchez per a presentar-se a la investidura. Repetim: això de viure en un món paral·lel té alguns efectes no desitjats.

Carrizosa, tot i haver estat esborrat del mapa, s’ha marcat un Puigdemont i ha afirmat que es tornaran a presentar. “El NO ja el tenim”, ha afirmat, sembla que ara van pel “QUE NO, PESAO”. De cara al proper intent, jo els suggeriria escriure CIUdadanos a la propaganda electoral, a veure si els cau el vot d’algun convergent despistat. Que sempre n’hi ha algun.

Els Comuns, de Jèssica Albiach, han perdut dos escons. S’anunciaven com la Catalunya que ve, però sembla que no ha vingut.  Seguiran sense notar-se. En canvi, el PP ha triplicat els seus escons, ha avançat Vox per la dreta i torna a ser l’espai fatxa de confiança. No ens havien atonyinat tant des de l’ 1 d’octubre.  

Finalment, Aliança Catalana ha entrat al Parlament per a sorpresa de ningú.

Esperem que la ronda de negociacions doni els seus fruits, o haurem de posar altre cop el marcador a zero, com els d’Alhora. 

I jo ja no cup més.

 

 

 

 

 

 

lunes, 26 de junio de 2023

VIDA

 

Desgana,

Pereza,

Hastío.


Desazón,

Tedio,

Vacío.


Ganas de nada,

Hartazgo,

Ganas de no tener ganas,

Desidia.


Ojalá lágrimas que me despertaran

De este letargo eterno del que soy presa.


Cuánto anhelo el desgarro,

El olor de la sangre derramada

Que me recuerde que estoy viva.

domingo, 22 de enero de 2023

OJALÁ

 

Ojalá tener otras manos,

Y otras piernas,

Otra cabeza y otro corazón.

Ojalá tener otro nombre,

Otra piel y otra sombra,

Ojalá ser otro ser

Para no sentir lo que siento.

Todo te lo llevaste,

Menos mi cuerpo, que sigue aquí

Lento y pesado,

Lleno de tu ausencia,

Que lo ocupa todo,

Que me ciega y me tortura,

Que me aplasta el pecho

Y no me deja respirar.

 

Ojalá estar muerta.

sábado, 15 de octubre de 2022

PARCHES

 

Frenadol. Empiezas a tener síntomas de lo que podría ser un resfriado y decides tomarte un frenadol para encontrarte bien, para no tener que sufrir esos síntomas que, al parecer, son insoportables. Pero lo que haces, en realidad, es poner un parche, no curas el resfriado, sólo lo bloqueas, con lo que impides que haga su proceso natural.

Lo de tomar un frenadol cuando estamos resfriados me parece una metáfora perfecta de lo que hacemos en otras parcelas de nuestra vida. Cuando perdemos a un ser querido, por ejemplo, ya sea por una ruptura o porque ha muerto, también buscamos la manera de poner un parche, y también por lo mismo, porque no queremos que el duelo haga su proceso natural. Si se llama duelo es, precisamente, porque duele. Y, claro, nadie quiere sufrir, así que nos apuntamos a yoga, a Tinder, vamos a terapia, a pádel, hacemos meditación, o nos echamos otro novio enseguida para no notar nuestro corazón roto. Eso, los que tenemos corazón, que no siempre es el caso.

Nos están adoctrinando para que no haya dolor ni tristeza en nuestra vida, y eso es imposible. No está bien visto estar triste, que la tristeza no luce en Instagram. Me pregunto dónde publican sus fotos los que están tristes. Y si lo estás, que no te lo noten, o alguien odioso vendrá a decirte “ánimo”, “tienes que animarte”, o algo similar. Qué pereza la dictadura de la felicidad.

Parches. Ponemos parches porque hace falta paciencia para dejar que el tiempo haga su trabajo, y nosotros tenemos prisa. Prisa por dejar de sentir el dolor que sentimos. Y la prisa nos vuelve ansiosos, y ahí ponemos otro parche. Nos pensamos que podemos hacer zapping con nuestras emociones igual que cuando vemos la tv, que podemos saltar de una cosa a otra, de una persona a otra, y esperamos salir indemnes.

Poner parches al desamor, a la tristeza o al duelo (sea del tipo que sea) no cura. Lo único que cura es saber que ese dolor pasará, que es solo cuestión de tiempo, que hay que tener paciencia y que hay pasos que no nos podemos saltar, por más que duelan.  Lo que hacemos al poner un parche tras otro es convertirnos, precisamente, en enfermos crónicos.

Lo de las tiritas para el corazón partío era solo la letra de una canción. Preciosa, eso sí, pero era sólo eso.

 

sábado, 11 de junio de 2022

CELOS

 

Y se apoderan de mí como fuego que abrasa,

En el infierno de mi alma confundida

De mi mente borrosa

Y me estrangulan con sus crueles garras

Y me cuesta pensar y respirar

Y no puedo ver, me ciegan como el sol

Y me envuelven con su abrazo venenoso

 

Y mientras ellos escalan y escalan,

Yo caigo más y más bajo,

Y me hundo

En lo más hondo de mis miserias

Mis miedos, mi angustia y mi dolor.

 

Yo os maldigo, porque sois mi creación

Y, a la vez, mi destrucción.


lunes, 20 de diciembre de 2021

ETIQUETAS

  

Me llamo Bond. James Bond.

Qué fácil debe resultar presentarse cuando todo el mundo sabe quién eres y a qué te dedicas en 007. Y, en este caso, hasta cuál es tu bebida favorita y qué coche tienes.

Cuando nos presentan a alguien, es habitual que esa persona nos pregunte a qué nos dedicamos. Seguramente, porque nos quiere dar la turra hablando de su trabajo. Una pregunta que no me gusta que me hagan y que, por lo tanto, no hago. Una vez escuché a alguien decir en medio de una presentación de grupo “Trabajo de secretaria” y, tras una breve pausa, añadió “pero no soy secretaria”.

¿Qué nos evoca la palabra “secretaria”? Seguramente una mujer más bien seria, eficiente, con vocación de servicio, organizada y metódica. ¡Si hasta James Bond tenía una! Luego descubrí que, además de no ser secretaria, tenía una gran vis cómica y se le daban muy bien las imitaciones y los acentos, por no hablar de su facilidad con los idiomas y los juegos de palabras. Así que me parece comprensible que alguien tan versátil sienta que la etiqueta de “secretaria” le aprieta demasiado.

Estamos habituados a referirnos a las personas por su profesión: “Fulanito es electricista”, “Menganito es contable”. Poner etiquetas nos ahorra tiempo, el tiempo que implica conocer a alguien de verdad. Si alguien afirma que Michael Jordan ha sido el mejor jugador de baloncesto de la historia o que Amancio Ortega es el mejor empresario de España, seguramente estaremos todos de acuerdo, pero, ¿qué pensarán ellos? ¿Se sentirían cómodos con tales definiciones? Al fin y al cabo, se refieren solo a su faceta profesional.

No soy partidaria de esa manía nuestra tan extendida de etiquetarnos, unos a otros, como si formáramos parte de una clasificación infinita, en función de nuestro trabajo, como si fuera algo inmutable que nos ata para siempre. La única clasificación que debería importar es la que distingue a las buenas personas de las malas. Por cierto, a lo de etiquetar ahora lo llaman branding. Al parecer, en inglés todo suena mejor. Yo, es que soy una hater de los anglicismos.

La mayoría de los trabajos no mejoran el mundo ni a nosotros mismos. La mayoría de los trabajos son anodinos. Mi trabajo no define quién soy ni qué siento. Mi trabajo no alimenta mi corazón ni mi alma.

Nuestro trabajo es vivir, y eso pasa por ser, sentir y compartir.

Pd: ni siquiera alguien con un trabajo tan molón como James Bond entregaba su vida al  trabajo.