Bendito verano,
que llenas todo de calor y de luz,
de sonrisas y canciones,
desplegando tus velas sin miedo.
Sin miedo al cambio de marea
Valiente guerrero, a pecho descubierto
Sin escudo ni armadura
Creyó que su tiempo era infinito.
Pobre ingenuo.
El verano se apagó,
bajó su telón y fundido a negro
Y sólo queda silencio y oscuridad
Ni aplausos, ni bises.
Maldito otoño, que llegas sin remedio
No eres bienvenido.
Tiempo de volver al caparazón
del que nunca debió salir
Aquel pobre guerrero.
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