Estás triste porque has tenido un
desengaño amoroso o una decepción profunda con alguien cercano, pero eliges
decir “Estoy bien, gracias”. Si pierdes a alguien querido, por la razón que
sea, duele. Sea porque ha muerto, o porque ha decidido salir de tu vida o por
una ruptura sentimental, separarse de alguien próximo hace daño. O porque te
has quedado sin trabajo, o porque, tras un proceso de selección largo y lento,
el puesto se lo han dado a otro. También eso duele. Pero dices de nuevo “Estoy bien,
gracias”.
Y es que no está bien visto estar
triste, hay que estar contento y feliz. O al menos, parecerlo, para no
entorpecer la felicidad impostada del resto de la humanidad, la de Instagram
no, la otra. Y si no lo estás, debes aparentarlo. Solo así
evitarás oír chorradas como “Tienes que animarte”, o, simplemente, “Ánimo”, la
palabra más inútil jamás pronunciada cuando se usa con la intención de animar a
alguien.
Esas son las frases supuestamente
amables que dice la gente cuando ve a alguien triste. En lugar de dejarlo en
paz. Luego, están las otras, las frases basura de categoría superior, como “Los
antidepresivos van muy bien”. Aquí ya nos topamos con los que confunden estar
triste con tener depresión, que deben ser los mismos que confunden ser
simpático con ser buena persona. Solo tengo una cosa que decir a todos esos intolerantes a la tristeza: ánimo.
Otra gente recomienda hacer yoga (comodín,
porque al parecer va bien para todo). A ver, debo admitir que tienen razón los que dicen que va muy bien para dormir. Tanto es así que yo me quedé dormida en clase el primer día (y último) que fui. Luego están las flores de Bach, la meditación (otro
comodín) o tomar vitaminas: “Deberías probar algún suplemento vitamínico.” Sobre
estos no he llegado a ninguna conclusión clara, aún. Y otros malvados que
aconsejan leer libros de autoayuda. Y digo malvados, porque de ahí no se sale.
Se ve que con leer uno no basta, y hay que leer uno tras otro. Que digo yo: ¿no
sería mejor que hubiera uno bueno y que fuera el mismo para todo el mundo?. Uno
que funcionara, claro. Que se leyera una vez y problemas fuera. Pues no, se ve
que no es posible. Conozco gente con un carácter de mier** que lee libros de
autoayuda a decenas. O a lo mejor, es que se les ha puesto un carácter de
mier** al ver que leer libros de autoayuda a decenas no sirve para nada. Que
también podría ser.
Y en la categoría premium, están los que
recomiendan leer a Rafael Santandreu. Que se deprimieron al leerlo, y ahora
quieren que nos deprimamos todos los demás. Pues eso, malvados. Recordad, eso
sí, que sólo os deprimiréis si os esforzáis mucho, que la fama cuesta, pero
deprimirse también.
Y que yo estoy bien, gracias.
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