domingo, 29 de octubre de 2017

HARTAZGO


Soy catalana y estoy harta: de los de aquí, de los de allí, del procés, del PP, del PSOE, de todos los que nos han llevado a esta situación de bloqueo, incertidumbre, angustia y desesperanza.
                                         
Además de harta, estoy triste y preocupada. Triste al ver que  van pasando los meses, y no solo no mejoramos, sino que empeoramos. Y preocupada porque no veo salida a este camino sin retorno. Como catalana, siento que los de aquí me están llevando pendiente abajo en un coche sin frenos, un coche en el que no he elegido subirme pero del que no me puedo bajar. También siento que al gobierno central no le interesa la opinión de los catalanes, lo cual ya sospechaba.

Hay que elegir: o con unos, o con otros. Si eliges los de aquí, tienes que querer la independencia, toda la independencia y nada más que la independencia. Si eliges los de allí, tienes que razonar más bien poco, ser de corte franquista y mostrar poca empatía hacia los catalanes. Por no decir ninguna.

Así que ya me diréis. No creo en bandos, ni quiero pertenecer a ninguno de ellos. Entiendo las dos posturas, pero no me identifico con ninguna de las dos. Ni con lo de “equidistante”.  No me gustan las etiquetas. Soy catalana, el catalán es mi lengua materna y amo mi tierra, pero me niego a aceptar que la independencia es el único camino. Así no. Així no.

Por otro lado, tenemos gente en la cárcel, catalanes claro, que están encerrados de manera injusta y nadie mueve un dedo para sacarlos. Los que pensábamos que con el cambio de gobierno central la cosa mejoraría estábamos equivocados. Pedro Sánchez sabe que cualquier gesto a favor de su liberación le pondría al resto del país en contra. Y claro, eso no se lo puede permitir. 

Así que ya me diréis: los de aquí, cada vez más cabreados (¡ y con razón!) por tener a nuestros políticos encarcelados, y otros exiliados, desde hace meses.  Y los de allí, que no saben qué pieza mover para no molestar a nadie. Y cuando tienen que elegir, eligen siempre molestar a los catalanes, que se vuelven a cabrear y así el bucle es infinito.

Y el culebrón nunca termina. Ahora los lazos amarillos: unos los ponen, los otros los arrancan, unos plantan sombrillas en la playa con la bandera española, otros plantan cruces como si fuera un cementerio....De verdad, ¿sería mucho pedir que nos dejarais en paz de una vez? Por favor. 

Los unos y los otros.





2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo contigo.
    Se ha llegado a corromper el término catalanismo.
    Se puede ser catalanista sin ser Independentista radical y al mismo tiempo perjurar de toda la corrupción política del Gobierno.

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